Presentación Académica

La ingeniería se fundamenta en la creación técnica orientada por una racionalidad que busca soluciones desde la ciencia y su método, con el propósito de mejorar la vida de las personas. Más allá de su dimensión instrumental, la ingeniería interpreta y transforma la realidad, respondiendo a las necesidades de la cultura material y proyectando nuevas posibilidades para el desarrollo humano.

El profesional de la ingeniería desempeña un papel esencial en la transformación de los entornos en los que actúa. Para responder a los desafíos contemporáneos, es necesario ampliar su mirada: comprender los objetos y sistemas, tanto como herramientas como significados y relaciones que inciden directamente en las posibilidades humanas. Esta conciencia técnica, entendida como una forma renovada de humanismo, permite abordar los retos del presente con creatividad, sensibilidad y visión de futuro.

En este contexto, es fundamental que la ingeniería cuente mejor su historia: una historia humana, auténtica y transformadora. La labor del profesional de la ingeniería genera impactos positivos en lo económico, lo ambiental y lo social. Por ello, la formación en ingeniería debe integrar, además de los saberes propios de la disciplina, el desarrollo de habilidades humanas como el pensamiento crítico, la comunicación, el liderazgo, la empatía, la gestión y la resolución de problemas. Estas competencias son esenciales para el éxito profesional y para contribuir al bienestar colectivo.

El Foro Económico Mundial (WEF), en su Informe sobre el Futuro del Empleo 2025, señala que habilidades como el pensamiento analítico, la creatividad, la resiliencia, la alfabetización tecnológica y la colaboración serán fundamentales para afrontar los cambios que traerán la automatización, la inteligencia artificial y la transición verde. Se estima que cerca del 44 % de las habilidades clave requeridas en el trabajo cambiarán para 2030, lo que exige una transformación profunda en los modelos educativos y de formación profesional (Adaptado de: https://es.weforum.org/publications/the-future-of-jobs-report-2025/in-full/3-skills-outlook/).

Por su parte, Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) ha definido una estrategia al 2026 que promueve el desarrollo sostenible, la innovación y la inclusión como pilares para mejorar la calidad de vida en la región, reconociendo el papel clave de la educación y la tecnología en este proceso (https://www.caf.com/es/quienes-somos/estrategia-caf/).

En línea con esta visión, Lueny Morell, en la Reunión Nacional de ACOFI de 2007, planteó que, si los ingenieros son clave para el desarrollo económico, es indispensable (adaptado de: https://acofi.cloudbiteca.com/pmb/opac_css/index.php?lvl=notice_display&id=863):

  • Innovar y reformar la educación en ingeniería para responder mejor a los desafíos locales y globales.
  • Implementar y fortalecer los mecanismos de garantía de calidad y acreditación.
  • Promover la innovación, la creatividad y el emprendimiento.
  • Involucrar activamente a todas las partes interesadas.

En este marco de transformación, la ingeniería y su educación están llamadas a asumir con visión estratégica los desafíos que plantea un mundo cada vez más interconectado y diverso. Las condiciones técnicas, ambientales, sociales, culturales y financieras que caracterizan los distintos entornos requieren respuestas creativas, colaborativas y sostenibles. Desde su capacidad de innovación, la ingeniería puede generar soluciones que contribuyan significativamente a mejorar la calidad de vida, fortaleciendo su papel como motor de desarrollo humano y social.